Necesito respirar.



Necesito respirar.


Las calles, sean de este pequeño pueblo o de una gran ciudad, están siempre rebosando de individuos, decenas o miles de mentes únicas e irreemplazables. El pueblo entero está construido en torno a las orillas de un río, con agua tan clara que se podía ver fácilmente hasta el fondo y cuya gran variedad de peces, en conjunto con la fertilidad de los alrededores, mantienen a toda la población contenta. A través del cuerpo de agua se extiende un sólido puente de madera, que ha visto pasar carretas llenas de personas, plata e incluso oro. Un joven parado en el puente le pide a los transeúntes que se acerquen y "observen el espectáculo." Junto a él yace una gran roca, sin forma definida, como una escultura abstracta del caos y el desconcierto. Habiendo ya alrededor de veinte personas, empieza la función.

- Toda mi vida he estado tratando de... - desviando la mirada y rascando su cuello se detiene tan pronto como inicia, y continúa tan pronto como se detiene - Crear algo, algo que marque un hito en la historia, en mi vida y la de los míos. Un espectáculo sin precedentes que deje a todos boquiabiertos, tan rápido que nadie pueda reaccionar y tan abrumador que les cueste entender.

Mientras progresa en su monólogo, la evidente tensión que parecía dirigir a aquel individuo se iba desvaneciendo. Hablaba con más fluidez, sus gestos eran claros y acordes al discurso, parecía otra persona hablando de esa forma, hablando con esa claridad y certeza sobre sus acciones, ni siquiera sus amigos, cuyos rostros podían verse entre los de los demás espectadores, creían reconocerle. Pero aún así, nadie parecía tener la voluntad de emitir una sola palabra, o de mover un solo músculo.

- Últimamente, creo haberlo logrado. Y estoy hoy aquí para demostrarlo. He pasado semanas, manteniéndome despierto tanto tiempo como me lo permitía mi cuerpo, recogiendo todos los eslabones que pude encontrar y, aún mientras dormía, mi mente se encargaba de recordar cada uno de los que había abandonado o pasado por alto, voluntaria o involuntariamente, para que en mi consciencia pudiera reencontrarlos y usarlos para cumplir éste gran objetivo. Una vez que la cadena estaba armada, sólo me hacía falta un objeto pesado.

Los más jóvenes entre los espectadores dejaban salir grandes bostezos, algunos simplemente se alejaban y volvían a jugar con los demás niños. La naturaleza en los alrededores era un leve eco para los espectadores, comparada con la voz firme y ritmo constante en el discurso del joven. Ya no había gestos, ni muecas, ni sonrisas, ni nada, sólo un movimiento de lengua mecanizado, como si estuviese en piloto automático.

- Desde lo más profundo de mi mente, me aseguré de materializar y sintetizar las mayores preocupaciones y temores, en un sólo objeto. Y ésto de aquí fue el resultado - dijo, posando su mano derecha sobre la roca a su lado - Ahora, no quiero aburrirlos más, así que haré lo que vine a hacer.

Ubicando la mano izquierda sobre el objeto, casi a la misma altura, empezó a empujarlo hacia el borde del puente. En menos de un segundo se escuchó el impacto contra el agua y sólo entonces, notaron las personas alrededor de la cadena que rodeaba la pierna derecha del sujeto. Con fuerza es arrastrado a varios metras bajo el agua y todos se acercaron al borde del puente, para tener una mejor vista. Los primeros segundos pasaron muy lentamente, el tiempo parecía haberse congelado con el único propósito de alargar o perpetuar el hecho. 

No parecía importar qué tanto se esforzara por librarse, o qué tan arrepentido estuviera, sus pulmones se llenaban de agua y nada parecía poder detenerlo. Para cuando dejó de moverse, sólo un par de personas permanecían allí observando. Los ruidos de la naturaleza cesaron, nadie ni nada más le entregó si quiera un minuto de silencio. A nadie ni a nada más parecía afectarle el colapso de un ser humano, atado a sus temores y preocupaciones, fijado al concreto por sus recuerdos y pensamientos, sin la posibilidad de huir o de respirar.

- ¡!

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